La vida es sueño y la cuestión de poder

           La vida es sueño (1635) por Pedro Calderón de la Barca es una obra de teatro que presenta la historia de un hombre, Segismundo, destinado por su nacimiento a ser un rey despótico y cruel. Por esta razón, su padre el rey Basilio lo aprisiona y se aísla en un bosque desde su nacimiento. Con un cambio de opinión y un sentimiento de remordimiento, Basilio decide dar libertad a su hijo para probar si su destino es verdad o no. Si pareciera razonable y capaz de liderar, sería el rey verdadero de Polonia. Si no, se la devolverían a la torre y fingirían que toda la prueba (y su libertad) hubiera sido un sueño. Entre esta trama, esta obra aborda a algunos temas importante que reflejan críticamente los cambios históricos y culturales de los principios del siglo XVII. Este ensayo se enfocará en el tema de la cuestión de la realidad, y como se relaciona con la construcción del poder, utilizando aspectos del Acto I: Escena VI para explicarlas.

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          En la escena susodicha, el rey Basilio se enfrenta con su remordimiento como padre, cristiano y rey, decidiendo dejar libre a su hijo Segismundo para probar si es capaz de ser rey:

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“[Explicando sus razones para librarse a su hijo al pueblo polaco] La otra es considerar que si a mi sangre le quito el derecho que le dieron, humano fuero y divino, no es cristiana caridad, pues ninguna ley ha dicho que por reservar yo a otro de tirano y de atrevido, pueda yo serlo, supuesto que sí es tirando mi hijo, porque el delitos no haga, vengo yo a hacer los delitos. Es la última y tercera, el ver cuanto yerro ha sido dar crédito fácilmente a los sucesos previstos; pues aunque su inclinación le dicte sus precipicios, quizá no le vencerán, porque el hado más esquivo, la inclinación más violenta, el planeta más impío, solo el albedrio inclinan, no fuerzan el albedrio” (Líneas 768-790, Acto I, Escena 6).

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Por esta cita, se ve uno de los temas fundamentales de la obra: la cuestión de la realidad y cómo se ha construido la percepción social de la realidad. Basilia cuestiona si debe creer el concepto de la predeterminación, que su hijo es simplemente malo por lo que predijeron unos sabios (religiosos o que sean), o que en realidad su hijo tiene libre albedrío verdadero para comportarse de manera capaz y justa. En este sentido, se duda la epistemología, retando la aceptación fiel del origen del conocimiento. En su lugar, busca probar la tiranía (o falta de tiranía) de su hijo por una prueba simple y justo. Este deseo de saber si la predeterminación del destino de su hijo es cierta no solo refleja su remordimiento como padre, sino que también la búsqueda de la realidad “verdadera”. Este tema coincide con eventos históricos de esta época, como los descubrimientos científicos de Copérnico y la revolución protestante contra la Iglesia Católica. Los dos eventos pusieron en marcha una ola creciendo de preguntas ideológicas sobre todo lo que habían pensado antes. ¿De dónde venían su concepto de la realidad? ¿La iglesia católica? ¿Cómo se puede saber lo que es la realidad “verdadera” cuando hay tantos cambios? El rey Basilio se enfrenta con estas preguntas, y decide que una prueba para Segismundo es la solución.

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          Además, la cita elegida destaca de otra dimensión, la construcción del poder. Basilia se lucha con sí mismo sobre la legitimidad de su hijo como heredero de trono. Está dividido entre el derecho familiar de ser rey que tiene Segismundo, y el deseo de proteger a la gente polaca de un rey potencialmente despótico y cruel. Por este escenario, Calderón pone en duda el derecho divino de reinar versus el deber de proteger y servir el bienestar de su reino. En este sentido, revela que la estructura del linaje del poder no es tan fija como parece. No hay una fórmula que sigan formalmente los reyes, sino que hay un elemento de agencia en las transiciones de poder. Otra vez, este hecho cuestiona la legitimidad de los constructores de la realidad, negando la herencia ordenada por la iglesia e introduciendo un aspecto de libre albedrio. Dicho eso, Maurin en su artículo “The Monster, the Sepulchre and the Dark: Related Patterns of Imagery in La vida es sueño” argumenta que el hecho de que Segismundo últimamente toma el poder, usa su poder para arreglar matrimonios y castigar a los soldados muestra que la tradición de la ley gana sobre las emociones y libre albedrio (el pasado monstruoso de Segismundo y la inclinación del Rey Basilio a evitar el reino de su propio hijo) (178). Sin embargo, la presentación mera de la cuestión de este aspecto de libre albedrio, orden y la fundación de la epistemología refleja profundamente las cuestiones apreciándose en la sociedad español medieval.